Algunas mujeres están seguras de no querer tener hijos desde muy jóvenes. No es fácil sin embargo acceder a la esterilización permanente si no eres mayor de 30. Por Catherine Pearson para el Huffington Post.
La primera vez que Bri Seeley le dijo a su doctor que quería esterilizarse tenía 24 años.
De alguna forma, ella siempre supo que no quería tener hijos, pero la idea realmente comenzó a enraizarse en la escuela. Para cuando había terminado la universidad, la idea ya había florecido. Mientras sus amigas y novios se debatían sobre los mejores nombres para bebés e imaginaban sus futuros como padres, ella soñaba con un futuro propio como emprendedora, una escritora, diseñadora de modas y activista feminista empoderada. La maternidad no era para ella, y podía sentirlo desde lo más profundo de sus huesos.
Pero la naturópata a quien Seeley veía para su examen anual le dijo que debido a su edad, no era una buena candidata para esterilización permanente. El año siguiente Seeley preguntó de nuevo, y fue rechazada nuevamente. El año siguiente, lo mismo.
“Todos los años me decía “Nunca encontrarás un doctor que haga eso por ti,” dijo Seeley, quien hoy tiene 31 años y vive en Los Ángeles, y quien ha sido bloguera para el Huffington Post contando su experiencia. A pesar de que su deseo por realizarse el procedimiento solo crecía, como ella cuenta, la rabia que sintió luego de su rechazo inicial gradualmente se convirtió en un tipo de resignación.
“[La naturópata] decía “Puedes ir a una consulta, pero vas a pagar por ella, y te dirán que no,” dijo Seeley. “Eres demasiado joven.”
Dentro del número de las mujeres en edad reproductiva en los Estados Unidos, más del 60% usa en la actualidad algún tipo de método anticonceptivo. Dentro de ese grupo, el 64% recurre a opciones reversibles o que se usan una vez, pero el resto recurre a métodos permanentes: esterilización masculina (i.e. vasectomía), o, más frecuentemente, esterilización femenina, según el Instituto Guttmacher.
Las mujeres que buscan la esterilización tienden a juntarse en ciertos grupos demográficos. Es más probable que aquellas que tienen más de 35, que han estado casadas o han tenido al menos dos hijos se sometan al procedimiento, el cual se hace o cortando o cosiendo las trompas de Falopio de la mujer, o con pequeños insertos que prevengan la unión del espermio con el huevo.
Para las mujeres jóvenes a quienes no aplican las características recién mencionadas –mujeres que están en su punto más alto en fertilidad, y que sin embargo no quieren bebés propios– encontrar un doctor que lleve a cabo la esterilización puede ser un desafío, casi imposible, tal como lo explica J. Bryan Lowder en un artículo del 2012 para Slate.
Otras anécdotas de frustración abundan en internet. “Hasta ahora le he preguntado a 3 doctores sobre la ligación tubaria y todos me han dicho lisa y llanamente que no, incluso después de discutir mis motivos con ellos,” escribió una usuaria de los foros de The Childfree Life en una cadena sobre la ligación tubaria para mujeres menores de 30 años.
Pero ¿cuánta responsabilidad tienen los prestadores de servicios de salud cuando se trata de guiar a mujeres jóvenes en decisiones de anticoncepción con efectos duraderos no siendo –en muchos casos– médicos ninguno de ellos?
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) examinaron el tema el año pasado con una declaración actualizada sobre sus políticas de beneficios y riesgos de la esterilización. Esta declaración concluyó que es un medio efectivo y seguro de control de natalidad permanente. “Las mujeres que han terminado de tener hijos son candidatas para esterilización,” dice, sin elaborar en lo que significa eso. ¿Se refiere a mujeres que ya han tenido un hijo, o varios, y que ahora han decidido que ya están listas? ¿Podría esa categoría incluir a mujeres mayores de 18 años quienes han determinado que ya han “terminado” antes de haber empezado?
Una gran área de importancia para el ACOG, y los Obstetra-ginecólogos (OB-GYNs) que este busca aconsejar, es el tema del arrepentimiento. Un estudio comprensivo del 2008 mirando el tema de la esterilización en los Estados Unidos descubrió que el arrepentimiento en pacientes es la complicación más común de la esterilización, y una que afecta de forma desproporcionada a las mujeres: hasta un 26% de pacientes mujeres dicen haberse arrepentido del procedimiento después, de acuerdo a las estadísticas citadas en el estudio, comparado al menos de 5% de hombres que han tenido una vasectomía. Y la edad, concluyeron los investigadores, es el predictor principal de arrepentimiento. Es más probable que las mujeres menores de 30 años quienes fueron esterilizadas se arrepientan en comparación a sus contrapartes mayores.
“Treinta años no es una edad totalmente arbitraria,” dijo la Dra. Debroah Bartz, profesora asistente de obstetricia y ginecología en la Escuela Médica de Harvard e investigadora involucrada en el estudio del 2008. “Hay algo de plausibilidad biológica y social [a ese descubrimiento] lo que tiene sentido hasta algún punto.”
Para Seeley, de 30 años –o cerca de ellos– parecía ser el número mágico. Cuando cumplió 29 años, dejó de tomar la pastilla anticonceptiva, la cual había tomado desde los 18 años, porque había comenzado a experimentar efectos secundarios físicos y emocionales.
El mismo año, luego de otra frustrante visita a su doctora, leyó un artículo sobre mujeres jóvenes sometiéndose a esterilización que la instaba a buscar en línea a un doctor dispuesto a realizar el procedimiento Essure –una forma de anticoncepción permanente en la cual pequeños injertos eran ubicados en las trompas de Falopio para formar una barrera natural. Encontró una gineco-obstetra, agendó una cita y comenzó a prepararse. Seeley llegó a la consulta médica armada con el artículo y su diario que tenía las crónicas de sus muchas razones por querer vivir sin tener hijos.
“[La doctora] me hizo una lista de preguntas estándares como, “Bueno, ya sabes que es permanente, ¿no te parecería mejor una opción temporal?” dijo Seeley. “Yo dije, ‘No quiero una opción temporal. La he tenido por los últimos 11 años, y he pedido una opción permanente durante los últimos seis. Esta es quién soy.Esto es lo que quiero.”
Para cuando la consulta de 15 minutos ya había terminado, Seeley había hecho una cita para someterse al procedimiento. También su doctora le había asegurado que ella parecía ser una mujer que sabía lo que quería y que, de hecho, era una muy buena candidata para la esterilización.
A Seeley le dijeron durante cuatro años que no podía someterse a una esterilización permanente.
Finalmente, la postura oficial del ACOG es que si una mujer está bien informada y busca esterilización, no importa su edad o si ya ha tenido hijos o no. Se debe informar a los pacientes de los factores que han demostrado un incremento en el riesgo del arrepentimiento posterior, pero al final, la decisión es de ellas. (Las mujeres buscando cobertura médica para el procedimiento enfrentan barreras adicionales: deben ser mayores de 21 años y pasar por un periodo de espera de 30 días entre el consentimiento inicial y el procedimiento, basándose en una regla médica controversial que fue establecida en los 1970s.)
Pero hay muchas formas en las que esa conversación puede darse, dependiendo del proveedor del servicio de salud. Y los doctores y enfermeras a menudo ponen sus propias creencias y suposiciones sobre la mesa.
“Personalmente, ya sea alguien de 22 años o de 30, la aconsejo vigorosamente, y ciertamente me tomo más tiempo con alguien que nunca ha tenido un hijo, o que es muy joven,” dijo la Dra. Eve Espey, jefa del departamento de obstetricia y ginecología de la Universidad de Nuevo México.
Espey dice que el tema es “difícil,” notando que solo toca la superficie de los problemas de paternalismo y autonomía.
“En algunas formas, es muy difícil ver a una mujer de 22 años tomar una decisión por la mujer de 35 años que será algún día y no estar preocupada de que ella pueda arrepentirse de esa decisión,” le dijo a HuffPost. “Por otro lado, ¿en qué punto dices ‘Por supuesto que la mujer es autónoma y puede tomar sus propias decisiones sobre su salud reproductiva’?”
Cada vez más, ha habido movimientos dentro del campo de salud reproductiva para guiar a las mujeres de todas las edades y etapas de vida hacia opciones anticonceptivas reversibles pero de largo alcance en el tiempo (también conocidas como LARC). Estas son las formas más efectivas de anticoncepción reversible disponibles, y seguras para casi todas las mujeres en edad reproductiva –incluso aquellas quienes aún no han tenido hijos, pero que quizás quieran hacerlo algún día. Más temprano en este otoño, por ejemplo, la Academia Americana recomendó que los métodos anticonceptivos de largo alcance fueran considerados la primera opción para las adolecentes que habían decidido ser sexualmente activas.
“Nos gustaría ver una mejoría en la provisión de los anticonceptivos reversibles de largo alcance,” dijo Bartz. “Son igual de efectivos [que la esterilización], son igualmente de accesibles para la mayoría de las mujeres. Pero además, podemos eliminar la idea de permanencia y potencial para arrepentimiento.”
Sin embargo, para algunas mujeres jóvenes, quienes no quieren tener hijos, irreversibilidad es exactamente lo que buscan. “El hecho de que sea permanente es lo que llamó mi atención en primer lugar,” dijo Heather Gentry, de 28 años, una mujer casada, sin hijos, de Georgia quien amarró sus trompas el otoño pasado.Nunca quiso ser madre (su esposo tiene hijos de una relación anterior), y siempre ha luchado por explicar su posición a quienes la cuestionan.
“Es casi indefendible –no en el sentido de que sea malo, pero es una pregunta de sí o no,” dijo. “¿Quieres o no tener hijos? Si no quieres, entonces no. Tan simple como eso.”
Gentry acudió a su enfermera, pensando someterse al procedimiento Essure o quizás para que simplemente le insertaran un DIU de cobre. “Necesitaba algo que no tuviera hormonas,” dijo Gentry, quien ha probado cuatro marcas distintas de pastillas anticonceptivas, en distintos momentos de su vida. “Tengo problemas de depresión, y cada vez que añadía hormonas a eso, parecía empeorar el problema.”
Gentry sabía que no quería tener hijos, pero no estaba segura de que método era mejor.
Sin embargo, en el caso de Gentry, era su proveedor de salud quien la alentaba a buscar una opción más duradera. Ella describió su reunión en un post para el blog Offbeat Home: “‘Si yo fuera tú, simplemente ataría mis trompas,’” cita Gentry a su doctora. “Derribada, pregunté por qué. ‘Bueno, te anestesiarán, y luego despertarás y se habrá acabado. Hay un dolor mínimo asociado a la recuperación por ser un procedimiento laparoscópico.’”
Psicológicamente, el haberse esterilizado ha afectado a Gentry en formas que ella no previó. Desde que lo hizo, se siente mucho más tolerante hacia los niños de lo que alguna vez lo fue, y disfruta más de su compañía. Ya no se preocupa de que si acurruca a un bebé, o si pasa tiempo jugando con un niño, esto le dará un aviso a ella misma y a los otros que tiene un deseo privado y un potencial sin explorar para la maternidad.
“Hubo algo sobre tomar esa decisión, y estar clara y ser fiel conmigo misma, significa que si cuando estoy en un supermercado y veo un niño tierno, ahora puedo decir ‘¡Mírenlo!’” dice.
Pero en otras formas, la respuesta emocional de Gentry a su procedimiento ha sido exactamente el que predijo que sería.
“No he tenido arrepentimientos,” dijo. “Es una de las mejores cosas que he hecho en la vida.”
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